Uno de los grandes dolores manifestados recurrentemente por la mayoría de las personas que veo en consulta de tanatología después de la muerte de un ser querido, es el hecho de no haberse despedido del mismo, el no haberle dicho o hecho muchas cosas que su corazón guardaba, y eso es precisamente lo que les genera culpa y un dolor profundo.
Después de haber incursionado en el estudio de diversas disciplinas tales como la tanatología, la logoterapia, las constelaciones familiares y las enseñanzas del budismo, taoísmo y kabala, me permití combinar partes de cada una de ellas y crear un método que ha dado excelente resultado a muchas personas que están transitando por el próximo fallecimiento de un ser querido, porque brindan orden al pensamiento para poder llevar a cabo el trabajo de despedida, y, aunque los pasos parecen obvios, muchas veces no se pueden realizar por el desorden mental, dolor y angustia que se padecen en ese momento.
Por lo general, cuando visitamos a un familiar o amigo que está en agonía, no sabemos qué decirle, cómo decírselo, qué es correcto y qué no, y entonces entramos a su cuarto y guardamos silencio, desperdiciando momentos de oro que después añoramos. Este ejercicio de los cuatro pasos lo sugiero hacer para todas las personas que amamos, aunque no estén en agonía o etapa terminal. Como podrás ver en los capítulos de Raquel y Raúl, así como en el de Don José.
Honrar simboliza aceptar a las personas de nuestro sistema familiar tal como son; es reconocer que hicieron lo mejor que pudieron, de acuerdo con sus herramientas y experiencia de vida. Cada persona viene a enseñarnos a crecer a nivel espiritual desde el rol que participan en nuestra vida.
Agradecer es mostrar gratitud y manifestar aprecio por lo recibido. El agradecimiento nos ayuda a centrar nuestra atención en el presente y ver lo que si hay y si somos.
Perdonar no quiere decir olvidar; es desprendernos de nuestros traumas del pasado, comprender que lo que sucedió fue por alguna razón. Si no los soltamos continuarán afectándonos a nosotros y a las personas que nos rodean por siempre. Es dejar de ver lo que no hay.
es aceptar el destino de la otra persona y darle nuestra autorización para que trascienda.
El método aquí propuesto para realizar una despedida en consciencia es manifestar verbalmente al ser querido lo siguiente, en el orden indicado:
Te honro como mi padre, madre, hermano, pareja, hijo, abuelo (si eres adoptado puedes dirigirte a ellos como padre o madre biológicos y/o de crianza). Esto quiere decir: te veo y acepto tal cual eres, no tienes que cambiar para que yo reconozca nuestro lazo.
2.1 A papá y a mamá agradezco la vida, la crianza, los valores, el estudio, los viajes, las cenas de navidad, lo que aprendiste de él o de ella.
2.2 A los abuelos, si es el caso, agradecerles que hayan sido padre o madre sustitutos, de crianza, y/o lo que aprendiste de él o ella.
2.3 A la pareja, el tiempo que estuvieron juntos, los hijos que tuvieron en conjunto, el aprendizaje que obtuviste a su lado.
2.4 A los hijos, el que te haya escogido como madre o padre, el tiempo y las enseñanzas que vivieron juntos.
3.1 “Te pido me perdones por… (Ejemplos: por haberte robado los cambios, por mentirte, por haberte desvelado esperándome; por las infidelidades, por no cumplir con tus expectativas acerca de…, por el dolor que te causé con… pero no fue mi intención)”. Sólo tú, lector/a, puedes saber cómo trabajar este renglón.
3.2 “De mi parte te perdono por… (Ejemplos: el abandono, las nalgadas, castigos, agresiones, no dejarme salir con mis amigos, por el mal ejemplo que me diste, por no haberme defendido de…)”. Solo tú puedes saber cómo trabajar este renglón.
3.3 No necesariamente tienes que perdonar. También puedes declarar: “De momento no puedo perdonarte por… (Ejemplo: violación, maltrato, agresión, abandono), yo te perdonaré cuando esté listo, pero de momento, te dejo ir”. Este punto es SI, Y SOLO SI existe algo que aún no puedes perdonar.
“Por el amor que te tengo, cuando sea tu momento, para mí va a estar bien que te vayas, yo te dejo ir. Me duele verte sufrir, te amo, te extrañaré mucho, pero me repondré; yo voy a estar bien. Honraré tu vida viviendo la mía”.
Si hay algo que aún no puedes perdonar, te sugiero cerrar con: “Por el amor que yo me tengo, te dejo ir y suelto mi enojo. Te perdonaré cuando esté listo o lista para hacerlo”.
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